domingo, 27 de octubre de 2013

¡Es hora de comeeeer!

Hoy, queridos lectores, llegó el momento de hablar de la alimentación, pero no de los alimentos en sí, si no de los horarios en los que debemos ingerir estos alimentos.
Una buena alimentación no depende solamente de tener una dieta equilibrada y variada, también debemos tener una cierta regularidad en los horarios de nuestras comidas, de esta forma lograremos la "programación" de nuestro organismo para la comida y la posterior digestión.

En un principio se creía que lo más saludable era hacer tres comidas al día: desayuno, comida y cena, sin comer nada entre estas, pero en la actualidad, la postura más defendida por nutricionistas es la de las cinco comidas al día, a las tres anteriores se añadiría una entre el desayuno y la comida y otra entre la comida y la cena, a modo de merienda. 

La teoría de las cinco comidas, según los expertos, ofrece más ventajas que la anterior, ya que nuestro organismo es una máquina que está constantemente consumiendo energía. Energía que se obtiene de la alimentación diaria. Por eso, al realizar cinco comidas estaremos garantizando el aporte energético que nuestro cuerpo nos demanda.

 Otro beneficio de esta teoría es que si solamente comemos tres veces, a medica que estas comidas se acercan nuestra hambre va en aumento (que podemos notar con ese molesto movimiento y gruñir de nuestro aparato digestivo, pidiéndonos de manera desesperada algún alimento) lo que provoca que, cuando nos sentemos a la mesa comamos rápido y sin masticar bien la comida, como si fuésemos lobos hambrientos, comer de esta manera no ofrece ningún tipo de ventaja para nuestro organismo, pues al engullir la comida muy rápido hace que nos saciemos muy pronto y, como consecuencia que volvamos a tener hambre antes y si masticamos mal la comida vamos a conseguir que nuestras células de la pared intestinal tengan que hacer un mayor esfuerzo para absorber los nutrientes procedentes de la degradación de los alimentos ingeridos.

Esta situación de pasar hambre entre horas propiciará a nuestro organismo a almacenar más materia grasa, ya que el hambre nos indica que necesitamos más alimento para continuar con las actividades que estamos realizando en un momento determinado y para evitar que esta falta se repita, nuestro cuerpo, gracias a la adaptación del metabolismo a nuestros hábitos, creará reservas. De esta forma, cuando no recibamos ningún tipo de combustible de la comida, nuestro organismo recurrirá a estas reservas, y por ello cuando comamos guardará para futuros periodos de necesidad, con lo que no conseguiremos bajar de peso, si no todo lo contrario.

Pero, tampoco sirve de nada hacer cinco comidas al día si la cantidad de alimentos y su aporte energético está descontrolado, aquí podéis ver la siguiente gráfica:

En esta gráfica se puede observar en % el aporte energético que nos debe proporcionar cada comida.

Las necesidades energéticas han de cubrir tres importantes puntos básicos: las necesidades de mantenimiento, el costo de la actividad física y el efecto térmico de los alimentos. 
Finalmente, si estamos cargados de energía nuestro rendimiento a lo largo del día será mayor, tanto en nuestra vida cotidiana como en nuestro entrenamiento deportivo, por eso desde nuestro blog queremos recomendar la realización de cinco comidas a lo largo del día, para conseguir una buena distribución del alimento y no comer más innecesariamente.

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